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¿Qué es el Síndrome de Asperger y cómo influye el Sistema Educativo en su aprendizaje?

Introducción

El Síndrome de Asperger (en adelante SA) es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por una alteración en las relaciones sociales, comunicación y flexibilidad mental. A pesar de no haber alteraciones en la adquisición del lenguaje y de tener un nivel de inteligencia situado dentro de la normalidad, estas personas muestran una dificultad en la comprensión de ironías o el lenguaje metafórico, y además en la deducción de pensamientos y emociones de los demás. Estas alteraciones se unen a una dificultad en la pragmática del lenguaje, es decir, el uso y comprensión del lenguaje en situaciones más o menos adecuadas o inadecuadas (Ingles et al., 2015; Latorre y Puyuelo, 2016).

Estas alteraciones hacen que la persona con SA tenga problemas en las habilidades sociales, dado que existen dificultades para entender y emplear las reglas de conducta social y de relaciones con otras personas. Como consecuencia de esto último, existe una interferencia en las relaciones sociales y familiares que afecta de manera negativa en el desarrollo académico, emocional y social de quien lo padece (Ingles et al., 2015).

Prevalencia


Siguiendo la revisión bibliométrica de Inglés y sus colaboradores (2015), los diferentes estudios realizados hasta la fecha apuntan que el SA es más común en hombres que en mujeres, y que se presentan 10 casos por cada 10000 (Ingles et al., 2015).



El Síndrome de Asperger en el Sistema Educativo

Uno de los desafíos más complejos que el sistema educativo debe afrontar está relacionado con ofrecer una respuesta a las necesidades educativas de su alumnado. En el caso en particular del SA, se priorizan aquellas medidas dedicadas a cubrir las alteraciones cualitativas referentes a la interacción social, debido a las conocidas dificultades que presenta el niño con SA en el establecimiento de amistades y en el uso y comprensión d pautas no verbales de comunicación junto a una ausencia de reciprocidad social y emocional. 

Alejándonos de la esfera del lenguaje, los niños con SA también presentan problemas de flexibilidad mental y conductual. En este sentido, estas personas manifiestan patrones comportamentales que desemboca en una falta de interés por compartir su conocimiento de recíprocamente.

Por estas dos causas, se necesita que el Sistema Educativo ponga en práctica estrategias o talleres de habilidades sociales, donde se enseñe a estos niños cómo funcionan las rutinas y a interaccionarse con los demás, de manera que consigan controlar mejor su conducta y comprendan las diferentes reglas sociales por las que se rige el mundo. Siguiendo en esta línea, el mismo sistema debe conocer que los niños con SA presentan una serie de problemas en la deducción e intuición de pensamientos, planes e intenciones de otras personas. Por ello, estos niños requieren estrategias que les ayude a comprender aquellas conductas, reacciones y relaciones sociales que faciliten la interacción social. Con respecto a este último aspecto, debemos añadir que el problema de los niños con SA no está fundamentalmente en la cantidad de interacciones sociales, sino en la calidad o eficacia de éstas (Barquero, 2007; citado en Latorre y Puyuelo, 2016). 

Así, para el aprendizaje de tales aspectos, se recomienda el empleo de materiales que permita el acceso de información mediante la vía visua, ya que los niños con SA retienen y asimilan mejor la información procedente de esta vía. En el área social, es preciso que estas personas realicen tareas que persigan la modificación de patrones de conducta por aquellos otros comportamientos sociales que sean coherentes a cada situación (Latorre y Puyuelo, 2016). Volviendo al lenguaje, la intervención sobre esta área cognitiva debe centrarse en el lenguaje figurativo, el sarcasmo, el humor, la prosodia, la expresión facial y otras formas no verbales que intervienen en la función comunicativa. Siguiendo a González-Carbajal, se precisa de un aprendizaje de habilidades comunicativas centrado en la pragmática del lenguaje, es decir, en su uso y comprensión en función del contexto. 

De esta forma, desde el ámbito psicoeducativo, se necesitan seguir planteando aquellos aspectos que atañen a los niños con SA, con la finalidad de disponer de una atención adaptada a las características de cada niño y su entorno.




DIFERENCIAS ENTRE EL SÍNDROME DE ASPERGER Y EL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA O AUTISMO DE ALTO FUNCIONAMIENTO
Algunos investigadores instan a que se establezca una diferencia entre el Síndrome de Asperger con el Trastorno del Espectro Autista (TEA), más específicamente con el Autismo de Alto Funcionamiento (AAF).
Para algunos autores, estas dos definiciones forman parte de la misma entidad, con la diferencia de gravedad pertinente. No obstante, hay algunos datos que demuestran que el Síndrome de Asperger y el AAF no constituyen parte del mismo concepto, dado que hay diferencias neuropsicológicas bastante claras. A pesar de estos hallazgos que vamos a mencionar, actualmente no está clara la diferencia que hay entre los niños con diagnóstico de SA de los niños con AAF.
De esta manera, se ha hallado que los niños con AAF presentan mejores rendimientos en tareas visuoespaciales y razonamiento perceptivo y bajo rendimiento en pensamiento inferencial, lo que se opone totalmente a lo obtenido en los niños con SA, aunque se determinan estas diferencias a la capacidad cognitiva global y en las habilidades en el lenguaje, que son mayores en el caso de los niños con SA (Semrud-Clikeman y Teeter, 2012).
Otros estudios han señalado que los niños con AAF tienen una inteligencia manipulativa mayor que los niños con SA; mientras que estos niños tienen mayor rendimiento en inteligencia verbal que los primeros niños. No obstante, estos resultados no se han obtenido en tamaños muéstrales más numerosos. De igual manera, también se encuentran diferencias en el comportamiento. En concreto, se señala que los niños con SA tienen menos conductas estereotipadas y más preocupaciones extrañas, que los niños con AAF. A modo de resumen, extraemos esta tabla-resumen


Síndrome de Asperger
Autismo de Alto Funcionamiento
Tareas visoespaciales
Peor rendimiento
Mayor rendimiento
Razonamiento perceptivo
Peor rendimiento
Mayor rendimiento
Pensamiento inferencial
Mayor rendimiento
Peor rendimiento
Inteligencia manipulativa
Peor rendimiento
Mayor rendimiento
Inteligencia verbal
Mejor rendimiento
Peor rendimiento
Comportamiento estereotipados
Menos comunes
Más comunes
Preocupaciones extrañas
Más comunes
Menos comunes

Conclusiones:


Dada la relevancia que tienen los casos de los niños con Síndrome de Asperger, se precisa una rápida intervención dada la conocida plasticidad cerebral. Por ello, aquellas intervenciones basadas en la atención temprana deben de considerarse como una de las principales medidas, sino la que más, para poder paliar los signos de este síndrome. Una correcta estimulación temprana, la rápida adquisición de habilidades sociales, unido a una pertinente adaptación en el entorno escolar, son puntos fundamentales que deben tratarse lo más antes posible. Por otro lado, se precisa revisar algunos aspectos del Síndrome de Asperger, dado que existen diferencias significativas en varias esferas y dominios cognitivos como ocurre con el Autismo de Alto Funcionamiento, demasiadas para considerarlas como parte del mismo cuadro. 

Referencias Bibliográficas

·         Barquero, M. (2007). Síndrome de Asperger. Guía para padres de familia y educadores. San José: Vicerrectoría de Acción Social, Universidad de Costa Rica. 
·         Bravo, M. A. y Frontera, M. (2016). Entrenamiento para la mejora de disfunciones atencionales en niños y adolescentes con Síndrome de Asperger a través de estimulación cognitiva directa. Revista Anales de Psicología, 32 (2), 366-373.       
·         Inglés, C. J., Rico-Moreno, J., Vicent, M., Gonzálvez, C., Díaz-Herrero, A. y García-Fernández, J. M. (2015). Revisión bibliométrica en Síndrom de Asperger: Impacto en el ámbito de la psicología y educación. European Journal of Child Development, Education and Psychopathology, 3 (1), 5-18.
·         Senrud-Clikeman, M. y Teeter, P. A. (2012) Neuropsicología Infantil: Evaluación e intervención en los trastornos neuroevolutivos

·         Latorre, C. y Puyuelo, M. (2016). Evaluación psicopedagógica e Intervención Sociocomunicativa en Niños con Trastorno de Asperger. Análisis de un caso. Revista Iberoamericana de Evaluación Educativa, 9 (1), 61-74.


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