Los niños con Trastorno por
Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH en adelante) abarcan dos
principales limitaciones. La primera es inherente a la esfera cognitiva, donde
destacan los problemas en los procesos atencionales y en las funciones
ejecutivas. Por otra parte, estas personas también presentan limitaciones en
los aspectos sociales y emocionales, que afectan de manera negativa en su
autoestima (Guerrero, 2016). En este sentido, las intervenciones psicosociales,
donde podemos incluir programas de modificación de conducta, entrenamiento
conductual a padres y profesores, el entrenamiento en las habilidades sociales,
constituyen un complemento al tratamiento de la esfera cognitiva (Presentación,
Siegenthaler, Jara y Miranda, 2010).
Debemos tener en cuenta, que por
lo general, los niños con TDAH presentan problemas en la identificación y
reconocimiento de las propias emociones y de la de los demás, que tienen una
baja tolerancia a la frustración, una baja autoestima, alteraciones
motivacionales, que en definitiva, afectan el día a día de nuestros niños. Por
ello, no es raro encontrarnos con niños con este trastorno que juegan solos en
el patio del recreo, o que no salen de casa a jugar, ya que no tienen un grupo
de amigos definido (Guerrero, 2016). También debemos considerar que los padres
son el espejo de los niños, y tal y como informa Barkley (1987) y contrastado
en las aportaciones de Presentación, Siegenthaler, Jara y Miranda (2010), los
programas de modificación de conducta para padres, y los programas
desarrollados para profesores, influyen positivamente en la conducta y
rendimiento académicos de sus hijos.
Centrándonos más en las
habilidades sociales y emocionales de los niños con TDAH, se exponen a continuación
algunas técnicas empleadas para mejorar las habilidades sociales y emocionales
de estos niños.
Para la mejora de las habilidades
emocionales (Guerrero, 2016):
- Emocionario: esta actividad de bajo costo consiste en presentar un diccionario ilustrado donde se expongan y se explique de manera detallada diferentes emociones, incluyendo después de cada definición, uno o varios ejemplos de situaciones en donde aparecen y relacionándolas con otras similares. Esta técnica nos permite potenciar el vocabulario emocional y de ayudar a identificar las emociones.
- El semáforo de las emociones: esta actividad, al igual que la anterior, es de bajo coste, ya que se precisa una cartulina donde se deben presentar los colores del semáforo. A cada color se le asigna una emoción. De esta manera, las emociones negativas como la rabia, el miedo o la tristeza se encuadrarían con el color rojo, mientras que la alegría o el orgullo, en el verde. Además de potenciar la identificación de las emociones, esta técnica nos puede ayudar a trabajar con aquellas emociones negativas, y conseguir transformarla en una positiva. Para ello, debemos plantear siempre qué es lo que se siente, cual es el origen o la causa del problema y qué puedo hacer para solucionarla.
- Tienes cara de… para emplear esta técnica se precisa que el niño disponga de un entrenamiento previo en la identificación de las propias emociones y de la de los demás. El procedimiento de esta técnica consiste en que coloquemos al niño con TDAH delante de un espejo y pedirles que pongan cara de alegría, tristeza o sorpresa. Otra modalidad de esta técnica podría ser que se escogieran dibujos o fotografías, y que el niño fuera capaz de reconocer las expresiones faciales de cada uno de estas ilustraciones.
- Una esquinita para cada emoción: ideal para trabajarla en el ámbito escolar, aunque también puede trabajarse en una sesión de intervención en grupo. Debemos dividir la habitación en seis espacios, en la que cada una de ellas representa una emoción: alegría, enfado, envidia, tristeza, miedo y vergüenza. Una vez establecidos los espacios, se narra una historia en la que al protagonista le van sucediendo diferentes situaciones. Los niños, en función de lo que sienta el protagonista, deberán moverse hacia un espacio u otro.
- El bingo de las emociones: la metodología es similar a la del bingo convencional. A cada niño se le proporciona un cartón donde se exponen emociones desordenadas. Estas mismas emociones estarán en tarjetas, y cada niño, por turno, deberá escoger una y narrar una pequeña historia donde se represente dicha emoción, pero sin decir qué emoción es, pues los demás niños deberán adivinarla y tacharla de su cartón. El ganador será aquel que tache todas las emociones de su cartón.
Para la mejora de las habilidades
sociales (pensamiento social, 2013):
- Qué sabes de…? Esta técnica tiene como objetivos potenciar la empatía, además de promover las habilidades sociales e interpersonales, ya que proporciona un clima de confianza y acercamiento entre los miembros de una clase. El procedimiento es el siguiente. Los niños se sentarán en círculo, y uno a uno deberá buscar a alguien que cumpla la característica que se le pida (por ejemplo, que tenga el mismo número de hermanos, o que haya nacido en el mismo mes). Los niños deberán preguntarse entre sí para reunir información.
- El Barco: Para llevar a cabo esta técnica se necesita que previamente se dibuje un barco en una cartulina, y que además, estén los nombres de todos los niños en tarjetas. Se escoge una a una las tarjetas y se coloca encima del barco, de manera que se le pide a un compañero que diga dos cosas positivas que sepa del niño que tiene su nombre en la tarjeta. En el caso en el que acierte, podremos recompensar al niño, bien haciéndole director del juego, o eligiendo otro reforzador acordado previamente.
- El mercado: Cada niño escribirá en una tarjeta una característica suya que mejor le defina, y la introducirán en un recipiente. A continuación, todos los niños se sentarán en un círculo y se escogerá cada una de las tarjetas. Los niños tendrán que adivinar de quien se trata.
- Mi grupo de clase: en esta técnica, los niños realizarán un dibujo donde esté todos sus compañeros. A dicho dibujo se le añadirá una frase o palabra representativa del grupo.
Bibliografía:
- Presentación, M.J., Siegenthaler, R., Jara, P. y Miranda, A. (2010). Seguimiento de los efectos de una intervención psicosocial sobre la adaptación académica, emocional y social de niños con TDAH.
- Guerrero, R. (2016). Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Entre la patología y la normalidad. Barcelona. Libros Cúpula.
- Barckley, R.A. (1987). Defiant children: A clinicians Manual for Assessment and Parent Training. New York; Guilford.
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